A propósito del Ideario de San Martín.

Al conmemorarse otro aniversario del paso a la historia de José de San Martín, lo evocamos como héroe de la patria, libertador de América, símbolo de nuestra libertad. Y es que en efecto, San Martín fue un hombre de profundas convicciones: formaba parte de las asociaciones secretas, más conocidas como sociedades patrióticas o logias. Estos grupos formaban parte de un nuevo tipo de asociacionismo, de iniciativa laica, que albergaba algunas de las ideas liberales del momento, y que había surgido en las elites criollas comprometidas con la revolución. No se trataba de un fenómeno sólo del Río de la Plata sino que también tuvo lugar en otras regiones de Hispanoamérica como Nueva Granada, Chile y Perú.

Entre las ideas que sostenían, la libertad era un principio fundamental que debía instalarse en el Río de la Plata, por eso su acción se orientó a las luchas por la independencia, justificando el recurso de la fuerza como respuesta a la opresión del antiguo régimen. Las alianzas y los consensos para llevar adelante esta lucha también ocuparon un lugar fundamental en su proyecto. Cuando San Martín regresa a Buenos Aires, vuelve a un escenario de conflicto, en el cual había oportunidad para llevar adelante un proyecto ambicioso.

Por eso la historia, la gente y la escuela (si, la escuela) convirtieron a San Martín en un héroe, en un prócer: no sólo porque fuera un aguerrido luchador, sino porque su figura nos sirve para seguir pensando, un siglo y medio más tarde, en el valor de la libertad y la independencia de un pueblo.

Conmemorar a San Martín no es entonces sólo una tarea para los historiadores. Lo que lo convierte en un referente imprescindible es la vigencia de sus ideas, en particular la libertad y el sentido que ésta tiene para nosotros en la actualidad Latinoamericana.