jueves, 1 de octubre de 2009

Jugar, enseñar

Mariano Narodowski


Recientemente, se desarrollaron una serie de actividades alrededor de la temática del juego, de las que participaron casi todas las instituciones de Nivel Inicial de la ciudad. Las discusiones que se abrieron allí sugieren que el juego y muchos de sus rasgos esenciales (su carácter reglado, pero libre, placentero, desafiante e imaginativo) no deberían ser exclusivos para la enseñanza de los más pequeños, sino posibilidades de cualquier aula, sea cual sea la edad de los alumnos.

La distinción entre pedagogías «tradicionales» y «nuevas», de hecho, se ha basado esencialmente en el grado en que cada una estuvo dispuesta a dar lugar a estos rasgos lúdicos en las propuestas de enseñanza. Muchas de las cualidades que los estudiosos de la educación infantil le adjudican al juego son, en realidad, también cualidades deseables de las propuestas de enseñanza que los pedagogos libertarios, escolanovistas y renovadores vienen proclamando desde hace mucho tiempo.

Aunque hemos instalado y naturalizado la crítica al alumno que memoriza sin comprender, o que repite sin pensar, menos hemos reflexionado acerca de las prácticas de enseñanza que suscitan este proceder. Pues bien, estas Jornadas han sugerido que, tal vez, las respuestas están más cerca de lo que creemos. El Nivel Inicial es una prueba elocuente de que se puede enseñar desde formatos flexibles y dinámicos. Y también lo son, por supuesto, las muchísimas instituciones de todos los niveles en las que este tipo de prácticas están instauradas y desarrolladas.
Esto no significa que todo deba enseñarse jugando, ni que para aprender se demande siempre la diversión y el placer. Indudablemente, existen momentos en los cuales lo que se requiere es un trabajo perseverante y, a veces, monótono, de paciente construcción y de registro. Pero eso suele suceder incluso en los juegos. Lo que nunca debería faltar en las propuestas de enseñanza es la posibilidad de adjudicar sentido a lo que se aprende, desde un lugar reglado de libre aceptación, con exploración amplia y con las puertas abiertas al placer.

2 comentarios:

Anónimo 1 de octubre de 2009, 15:55  

Muy bueno, Mariano.Creo que ayuda muchisimo a la comprensión de sus normativas y reglas, como así también aceptar el compartir con el otros.Las reglas ayudan para que aprendan a vivir en una sociedad. Es una manera de recuperar valores éticos. Carlos

Anónimo 2 de octubre de 2009, 9:40  

Mariano: si valora tanto el juego le pido por favor que solucionen el problema del patio del jardín Maternal que está en el Ministerio de Educación. Hace prácticamente un año que chicos de 1, 2 y 3 años pasan hasta nueve horas en sus salas sin poder ver el sol ni jugar afuera porque el patio está clausurado. Muchas GRacias.