"Armando un lindo qui..."
Diario Crítica, 13 de agosto de 2009
Clases de milonga para estudiantes y padres
Las aulas porteñas se mueven al ritmo del 2 x 4
Los alumnos de los colegios de la ciudad podrán aprender a bailar los pasos básicos a partir de este mes, cuando comience a funcionar el programa “¡Qué milonga...! La escuela te enseña tango y música de Buenos Aires”.
Las aulas porteñas se mueven al ritmo del 2 x 4
Los alumnos de los colegios de la ciudad podrán aprender a bailar los pasos básicos a partir de este mes, cuando comience a funcionar el programa “¡Qué milonga...! La escuela te enseña tango y música de Buenos Aires”.
Tamara Smerling
Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Ocho. La milonga ahora será en el patio de la escuela, donde entre zancadas y firuletes, los alumnos de los colegios de la ciudad de Buenos Aires podrán bailar los pasos básicos del tango. Será a partir de este mes, cuando el programa “¡Qué milonga...! La escuela te enseña tango y música de Buenos Aires” comience a despuntar sus dos por cuatro en las escuelas porteñas. Se trata de una propuesta que alienta a que padres, docentes, auxiliares y estudiantes se animen a dejar de lado un rato sus roles y se transformen en cantantes, músicos o bailarines de música ciudadana con la formación de sus propias milongas escolares. “La idea es facilitarles a los jóvenes el acceso a los bienes culturales mediante la enseñanza del tango y de la música de Buenos Aires y, de esa manera, reforzar las diversas acciones orientadas a la retención del sistema educativo”, dice Julián Vat, director y creador del programa.
Los organizadores dicen que la milonga escolar está pensada para los jóvenes y adultos que cursen estudios en las escuelas porteñas, pero que también apuntan, claro, a los papás y las mamás y los profesores de esos centros educativos que se prendan al dos por cuatro. “Lo ideal será sumar a padres e hijos que toquen, canten o bailen tangos, porque se trata de personas que tienen toda una historia de vida pero dejaron de participar activamente del tango. Lo que buscamos es que esto sirva de disparador para formar las orquestas y que se sumen a una propuesta en sus propias escuelas”, dice Vat, que es músico y trabaja desde hace veinte años con grandes maestros que se dedicaron al género, como Juan Carlos Copes o Julio Bocca.
La propuesta tiene organización estricta: en un primer momento se formará un sexteto con bandoneón, piano, contrabajo, guitarra, violín y flauta o saxo. Después será el turno de elegir el repertorio con clásicos del género y composiciones de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Juan D’Arienzo y Astor Piazzolla, que demuestren los instrumentos clásicos y no tan clásicos que formaron parte de los arrabales porteños. Los organizadores buscan que cada orquesta se presente, después de algunos ensayos, a un concierto que tendrá escenario sobre fin de año en las milongas/escuelas. En el caso de los bailarines y los cantantes, será el mismo proceso: para los primeros, que se animen a cortes y quebradas, para los segundos, sólo a cantar unos tangazos.
La directora de Currícula del Ministerio de Educación, Cecilia Capeletti, explica: “Este proyecto promueve un espacio colectivo de formación musical y profesional, al mismo tiempo que construye un sentido de pertenencia a la comunidad educativa. Allí el arte, la música y el tango son excelentes excusas para ser protagonistas en la escuela y los barrios. Si tocan algún instrumento, cantan o bailan tango, pueden ser parte de un espacio educativo y artístico no tradicional”. Vat insiste con que todo se trata de que mucha más gente se acerque al género, lo que permitirá la expansión del tango, y que sea una buena fuente de trabajo. Es porque el proyecto se le ocurrió con tanto viaje por el mundo en giras con sus orquestas: “Cuando estaba fuera del país, pensaba ‘qué buena posibilidad sería que el tango pueda transmitirse a partir de la experiencia viva de la gente que lo hace todos los días’. Si a eso le sumamos un lugar de formación como es la escuela, podemos armar un lindo quilombo”.
Los organizadores dicen que la milonga escolar está pensada para los jóvenes y adultos que cursen estudios en las escuelas porteñas, pero que también apuntan, claro, a los papás y las mamás y los profesores de esos centros educativos que se prendan al dos por cuatro. “Lo ideal será sumar a padres e hijos que toquen, canten o bailen tangos, porque se trata de personas que tienen toda una historia de vida pero dejaron de participar activamente del tango. Lo que buscamos es que esto sirva de disparador para formar las orquestas y que se sumen a una propuesta en sus propias escuelas”, dice Vat, que es músico y trabaja desde hace veinte años con grandes maestros que se dedicaron al género, como Juan Carlos Copes o Julio Bocca.
La propuesta tiene organización estricta: en un primer momento se formará un sexteto con bandoneón, piano, contrabajo, guitarra, violín y flauta o saxo. Después será el turno de elegir el repertorio con clásicos del género y composiciones de Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Juan D’Arienzo y Astor Piazzolla, que demuestren los instrumentos clásicos y no tan clásicos que formaron parte de los arrabales porteños. Los organizadores buscan que cada orquesta se presente, después de algunos ensayos, a un concierto que tendrá escenario sobre fin de año en las milongas/escuelas. En el caso de los bailarines y los cantantes, será el mismo proceso: para los primeros, que se animen a cortes y quebradas, para los segundos, sólo a cantar unos tangazos.
La directora de Currícula del Ministerio de Educación, Cecilia Capeletti, explica: “Este proyecto promueve un espacio colectivo de formación musical y profesional, al mismo tiempo que construye un sentido de pertenencia a la comunidad educativa. Allí el arte, la música y el tango son excelentes excusas para ser protagonistas en la escuela y los barrios. Si tocan algún instrumento, cantan o bailan tango, pueden ser parte de un espacio educativo y artístico no tradicional”. Vat insiste con que todo se trata de que mucha más gente se acerque al género, lo que permitirá la expansión del tango, y que sea una buena fuente de trabajo. Es porque el proyecto se le ocurrió con tanto viaje por el mundo en giras con sus orquestas: “Cuando estaba fuera del país, pensaba ‘qué buena posibilidad sería que el tango pueda transmitirse a partir de la experiencia viva de la gente que lo hace todos los días’. Si a eso le sumamos un lugar de formación como es la escuela, podemos armar un lindo quilombo”.
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